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El clavo, primera historia policiaca
española
Es muy probable
que Pedro Antonio de Alarcón se inspirara, como dice Colmeiro, en la obra de
Hipólito Lucas titulada Le Clou, histoire
fantastique, publicada en 1843 en el Almanach
Prophétique como una ”Causa Célebre”. En dicha obra Hipólito Lucas emplea
los elementos básicos (el clavo, la calavera, la visita al cementerio…) que
serán recreados literariamente por Alarcón.
También es muy
probable que Poe influyera en Alarcón, de lo cual se ha hablado mucho. Lo mejor
al respecto es que el lector interesado acuda a la obra de Colmeiro: José F.
Colmeiro, La novela policiaca española.
Teoría e historia crítica. Editorial Anthropos, Barcelona, 1994 (Págs.
89-96).
El clavo es una “causa célebre”, una historia que, como decía Emilia Pardo Bazán, eran “del dominio
general”, casos reales contados a
viva voz al amor de la lumbre en las frías noches de invierno. Causa célebre
que Alarcón enriqueció con su aportación literaria. Algunos la consideran una
“obra menor”, yo creo que el texto está perfectamente elaborado, con un
crescendo en tensión donde el misterio se va complicando, donde se nos
muestran los ambientes típicamente románticos, con unos diálogos muy bien
estructurados… ¡En fin! Es una “causa célebre” bien llevada al mundo de la
literatura.
Hay muchos
elementos afines a Los crímenes de la calle Morgue de Poe. El narrador
de Los crímenes… es un individuo que interviene en el relato pero de forma
secundaria, es un testigo presencial, que procura dar una visión objetiva de
los hechos que no aclara más de lo que ve. En El clavo el enamoradizo
Felipe, apenas si está dibujado ligeramente, es un narrador que "se limita
a servir de instrumento en la mecánica del cuento". En Los crímenes...
el ambiente es tétrico y misterioso, algo fantástico. En El clavo el
ambiente es fantástico y cargado de misterio. Los crímenes... se inician
con una reflexión sobre el razonamiento, sobre la inteligencia analítica
convertidos en puro placer para aquel que la practica. El clavo se
inicia con una reflexión, un deseo, sobre los compañeros de viaje que uno no
elige cuando emprende un largo recorrido en diligencia, habiendo un placer
comparable a la reflexión analítica, cual es estar acompañado "de una
hermosa compañera de viaje; por ejemplo, una viudita de veinte a treinta
años". El azar y el misterio se dan la mano, unidos a la “inteligencia
analítica”, para resolver los dos casos.
Con todo El
clavo es un magnífico cuento. Extraordinariamente planteado y maravillosamente
resuelto. Tres personajes son los principales: El juez Joaquín Zarco, Felipe el
narrador, y Ella. Ella es en realidad tres ellas. Por orden de
aparición: Mercedes de Méridanueva, la dama elegante que acompaña a Felipe en
el viaje de Granada a Málaga, aunque éste no sabrá su nombre hasta más tarde.
Otra es Blanca, el amor de Zarco. La tercera es Gabriela Zahara del Valle, la
figura más trágica de la narración. Las tres son la misma y las tres se
muestran en su verdadera y clásica tragedia de la que no pueden huir por más
que lo intentan. Es su destino. Su final no puede ser de otra manera en la
narración conservadora del siglo XIX.
Los diálogos son
fluidos y, aunque a veces, bajo la influencia del periodista y escritor francés
del siglo XIX Jean Baptiste Karr, demasiado cortos, son muy divertidos. A veces
incluso están planteados todos seguidos los de una persona y luego las
respuestas
- Se dirige usted a Málaga?
- Le ha gustado a usted la Alhambra?
- Viene usted de Granada?
A continuación
están las respuestas también encadenadas de la compañera de viaje:
Otras veces los
diálogos son más profundos y "serios" como cuando se vuelven a ver,
después de mucho tiempo, Felipe y el juez Joaquín.
El cuento está
planteado de manera que poco a poco los lectores vamos sospechando lo que está
pasando. Sobre todo después de la narración del juez en la que explica a Felipe
su encuentro con Blanca y sus amores frustrados. El lector, en un limpio y puro
fair play, va uniendo datos para llegar a la conclusión de que ella
son las tres personas en una misma y, si en un principio, se le achaca
criminalidad, poco a poco, también, vamos viendo lo trágico de la situación.
Además todos sabemos, intuimos, a qué ha ido el juez después de la sentencia a
muerte, aunque el perdón llegue tarde. Mejor, tarde no, llega trágicamente
tarde, unos segundos tarde. Esa es la historia de Mercedes-Blanca-Gabriela:
la de llegar tarde a su propio destino.
Una causa célebre
convertida por Alarcón en un cuento extraordinario que, aunque nos recuerde los
extraordinarios de Poe, no quita para saber que estamos ante una bella
narración. Tradicionalmente es considerada como la primera narración policíaca
de la literatura española.
PEDRO ANTONIO DE
ALARCÓN: La Comendadora, El clavo y otros cuentos. Edición de Laura de
los Ríos. Ed. Cátedra. Col. Letras Hipánicas, 27. ISBN: 84-376-0045-6. 286
Págs.
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