De nuevo un homenaje a "Liberty bar", de Simenon.

Hace ya algunos años, en concreto el 9 de mayo de 2007, nacía Liberty. El nombre era un homenaje a la mejor novela de Simenon sobre Maigret, Liberty bar. Luego, ya casi al final, cambió el nombre por el de JAJA, un personaje entrañable de dicha novela. Y, más tarde, Liberty/JAJA desapareció, era abril del 2009: "Hasta... ¿pronto, nunca, siempre?" se despedía entonces con cierto amargor en el alma: "muchos lectores que tienen otros blogs", muchos escritores que enviaban sus libros, algunas editoriales que también lo hacían (había días en que Liberty recibía más de 100 visitas)... dejaron de existir, ya no enviaban, ya no escribían, ya no existían...

Hoy (noviembre 2012) vuelve, con otra dirección (en-liberty.blogspot.com) pero con el fin de recuperar alguno de los textos que allí se publicaron. Y algunas cosas más. Pero haciendo tabla rasa de aquellos años.

Enrique Bienzobas

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miércoles, 26 de diciembre de 2012

El clavo, una "causa célebre"


Foto tomada de la página

El clavo, primera historia policiaca española

Es muy probable que Pedro Antonio de Alarcón se inspirara, como dice Colmeiro, en la obra de Hipólito Lucas titulada Le Clou, histoire fantastique, publicada en 1843 en el Almanach Prophétique como una ”Causa Célebre”. En dicha obra Hipólito Lucas emplea los elementos básicos (el clavo, la calavera, la visita al cementerio…) que serán recreados literariamente por Alarcón.
También es muy probable que Poe influyera en Alarcón, de lo cual se ha hablado mucho. Lo mejor al respecto es que el lector interesado acuda a la obra de Colmeiro: José F. Colmeiro, La novela policiaca española. Teoría e historia crítica. Editorial Anthropos, Barcelona, 1994 (Págs. 89-96).
El clavo es una “causa célebre”, una historia que, como decía Emilia Pardo Bazán, eran “del dominio general”, casos reales  contados a viva voz al amor de la lumbre en las frías noches de invierno. Causa célebre que Alarcón enriqueció con su aportación literaria. Algunos la consideran una “obra menor”, yo creo que el texto está perfectamente elaborado, con un crescendo en tensión donde el misterio se va complicando, donde se nos muestran los ambientes típicamente románticos, con unos diálogos muy bien estructurados… ¡En fin! Es una “causa célebre” bien llevada al mundo de la literatura.
Hay muchos elementos afines a Los crímenes de la calle Morgue de Poe. El narrador de Los crímenes… es un individuo que interviene en el relato pero de forma secundaria, es un testigo presencial, que procura dar una visión objetiva de los hechos que no aclara más de lo que ve. En El clavo el enamoradizo Felipe, apenas si está dibujado ligeramente, es un narrador que "se limita a servir de instrumento en la mecánica del cuento". En Los crímenes... el ambiente es tétrico y misterioso, algo fantástico. En El clavo el ambiente es fantástico y cargado de misterio. Los crímenes... se inician con una reflexión sobre el razonamiento, sobre la inteligencia analítica convertidos en puro placer para aquel que la practica. El clavo se inicia con una reflexión, un deseo, sobre los compañeros de viaje que uno no elige cuando emprende un largo recorrido en diligencia, habiendo un placer comparable a la reflexión analítica, cual es estar acompañado "de una hermosa compañera de viaje; por ejemplo, una viudita de veinte a treinta años". El azar y el misterio se dan la mano, unidos a la “inteligencia analítica”, para resolver los dos casos.
Con todo El clavo es un magnífico cuento. Extraordinariamente planteado y maravillosamente resuelto. Tres personajes son los principales: El juez Joaquín Zarco, Felipe el narrador, y Ella. Ella es en realidad tres ellas. Por orden de aparición: Mercedes de Méridanueva, la dama elegante que acompaña a Felipe en el viaje de Granada a Málaga, aunque éste no sabrá su nombre hasta más tarde. Otra es Blanca, el amor de Zarco. La tercera es Gabriela Zahara del Valle, la figura más trágica de la narración. Las tres son la misma y las tres se muestran en su verdadera y clásica tragedia de la que no pueden huir por más que lo intentan. Es su destino. Su final no puede ser de otra manera en la narración conservadora del siglo XIX.
Los diálogos son fluidos y, aunque a veces, bajo la influencia del periodista y escritor francés del siglo XIX Jean Baptiste Karr, demasiado cortos, son muy divertidos. A veces incluso están planteados todos seguidos los de una persona y luego las respuestas
"- Va usted bien?
- Se dirige usted a Málaga?
- Le ha gustado a usted la Alhambra?
- Viene usted de Granada?
- Está la noche húmeda!”
A continuación están las respuestas también encadenadas de la compañera de viaje:
- “Gracias
- Sí
- No, señor
- Oh!
- Pchís!”
Otras veces los diálogos son más profundos y "serios" como cuando se vuelven a ver, después de mucho tiempo, Felipe y el juez Joaquín.
El cuento está planteado de manera que poco a poco los lectores vamos sospechando lo que está pasando. Sobre todo después de la narración del juez en la que explica a Felipe su encuentro con Blanca y sus amores frustrados. El lector, en un limpio y puro fair play, va uniendo datos para llegar a la conclusión de que ella son las tres personas en una misma y, si en un principio, se le achaca criminalidad, poco a poco, también, vamos viendo lo trágico de la situación. Además todos sabemos, intuimos, a qué ha ido el juez después de la sentencia a muerte, aunque el perdón llegue tarde. Mejor, tarde no, llega trágicamente tarde, unos segundos tarde. Esa es la historia de Mercedes-Blanca-Gabriela: la de llegar tarde a su propio destino.
Una causa célebre convertida por Alarcón en un cuento extraordinario que, aunque nos recuerde los extraordinarios de Poe, no quita para saber que estamos ante una bella narración. Tradicionalmente es considerada como la primera narración policíaca de la literatura española.
PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN: La Comendadora, El clavo y otros cuentos. Edición de Laura de los Ríos. Ed. Cátedra. Col. Letras Hipánicas, 27. ISBN: 84-376-0045-6. 286 Págs.
Hay, entre otras, una edición en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes


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