De nuevo un homenaje a "Liberty bar", de Simenon.

Hace ya algunos años, en concreto el 9 de mayo de 2007, nacía Liberty. El nombre era un homenaje a la mejor novela de Simenon sobre Maigret, Liberty bar. Luego, ya casi al final, cambió el nombre por el de JAJA, un personaje entrañable de dicha novela. Y, más tarde, Liberty/JAJA desapareció, era abril del 2009: "Hasta... ¿pronto, nunca, siempre?" se despedía entonces con cierto amargor en el alma: "muchos lectores que tienen otros blogs", muchos escritores que enviaban sus libros, algunas editoriales que también lo hacían (había días en que Liberty recibía más de 100 visitas)... dejaron de existir, ya no enviaban, ya no escribían, ya no existían...

Hoy (noviembre 2012) vuelve, con otra dirección (en-liberty.blogspot.com) pero con el fin de recuperar alguno de los textos que allí se publicaron. Y algunas cosas más. Pero haciendo tabla rasa de aquellos años.

Enrique Bienzobas

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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Vidocq, entre el mito y la realidad


Fotografía tomada de la página


Primera parte:
Realidad y ficción

La figura de Vidocq está a caballo entre la leyenda y la realidad. No es un personaje literario, es real, tan real como el amor que prodigó a las mujeres, como los duelos en los que, por aquellas, se batía, como los delitos que cometió, como las fugas en las que se embarcó y, claro está, como la policía que ayudó a crear, la Brigada de Seguridad, más tarde conocida como Sûreté Nationale. Pero estos hechos, sobre todo las fugas, algunas desde las prisiones más duras de Francia, le elevaron a categoría de leyenda, leyenda aún viva en Francia. No fue un personaje literario, pero hizo todo lo posible para entrar por la puerta grande en el mundo de la ficción. Sobre todo con sus Memorias.
Mucho se ha hablado respecto a la autoría de las Memorias. Parece ser que contó su vida, o tal vez la escribió, a otra persona con el fin de enriquecerla: me he impuesto una penosa tarea para un hombre más habituado a actuar que a contar: refundir la mayor parte de estas Memorias. Y, como no parece fiarse de sus habilidades, desconfiando de mi mismo y poco hecho a las exigencias del mundo literario, sometí mi manuscrito a la revisión y a los consejos de un pretendido hombre de letras. Pero este hombre de letras parece que le traicionó, pues desnaturalizó mi manuscrito presentándome bajo la forma más odiosa y, a partir de ese instante –momento en el que abandona por primera vez la policía-, se encarga personalmente de su redacción. Es, sobre todo, a partir del segundo volumen, cuando se percibirá fácilmente que soy yo el que escribe, nos dice. Respecto del pretendido hombre de letras los hay quienes afirman que fue Edme-Théodore Bourg, autor, entre otras obras, de un Repertorio de Causas Célebres. Extremo no confirmado plenamente.
A raíz de la puesta en circulación de sus Memorias, en el año 1828, Vidocq inicia una carrera literaria que le lleva a publicar varias obras. Los ladrones, en 1836; Los ladrones, la fisiología de su moral y su idioma, en 1837; Los verdaderos misterios de París, en 1844 y Los forajidos del Norte, en 1845. Esa carrera y su fama le proporcionan amistades en el mundo de la literatura. Así, suele reunirse a menudo con Honoré de Balzac y con Víctor Hugo. Además conoce a Alejandro Dumas y Eugène Sue. Todos ellos son atentos oyentes de sus andanzas y todos ellos utilizan su figura y sus Memorias como fuente de inspiración. Balzac se fija en Vidocq para la creación de varios personajes, pero sin duda es Vautrin el más cercano a la fuente. Vautrin aparece en varias de sus obras, a veces con ese nombre y a veces con el de Jacques Collin o Carlos Herrera (Vidocq también fue experto en utilizar otras personalidades), pero es en Vautrin, drama en cinco actos, donde el héroe aparece como un verdadero camaleón, incluso la obra fue prohibida a partir de la primera representación porque uno de los disfraces con el que aparecía en escena Fréderic Lemaitre, actor que representaba a Vautrin, era un vestido igual que el de Luis Felipe.
Víctor Hugo emplea a Vidocq como modelo para la creación de dos personajes centrales de su inmortal Los Miserables. Uno aquel magnífico Jean Valjean, en lucha permanente contra un destino incierto, que fue encarcelado por robar para comer y que, a partir de ahí, la (in)justicia se ceba en él de manera cruel, pero que la constancia del personaje le da fuerzas para seguir. El otro es el policía que le persigue, el inspector Javert, perseverante e incapaz de rendirse. También Alejandro Dumas en su Conde de Montecristo se inspiró en Vidocq y sus relatos, para crear la figura de Dantès: un individuo que, como Vidocq, es perseguido injustamente.

Nota: Este artículo, entero, se publicó por segunda vez, en el viejo Liberty el día tres de febrero de 2010


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