De nuevo un homenaje a "Liberty bar", de Simenon.

Hace ya algunos años, en concreto el 9 de mayo de 2007, nacía Liberty. El nombre era un homenaje a la mejor novela de Simenon sobre Maigret, Liberty bar. Luego, ya casi al final, cambió el nombre por el de JAJA, un personaje entrañable de dicha novela. Y, más tarde, Liberty/JAJA desapareció, era abril del 2009: "Hasta... ¿pronto, nunca, siempre?" se despedía entonces con cierto amargor en el alma: "muchos lectores que tienen otros blogs", muchos escritores que enviaban sus libros, algunas editoriales que también lo hacían (había días en que Liberty recibía más de 100 visitas)... dejaron de existir, ya no enviaban, ya no escribían, ya no existían...

Hoy (noviembre 2012) vuelve, con otra dirección (en-liberty.blogspot.com) pero con el fin de recuperar alguno de los textos que allí se publicaron. Y algunas cosas más. Pero haciendo tabla rasa de aquellos años.

Enrique Bienzobas

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viernes, 21 de diciembre de 2012

Los orígenes de la novela policiaca




Cuarta parte:
Prensa y literatura popular

Pero antes de hablar de las “Causas Célebres” veamos el soporte que les da cobertura.
Como hemos visto, nos encontramos en ciudades que crecen rápidamente, que se masifican en las que se desarrolla un ambiente de misterio, de libertad (evidentemente no para los obreros), horror y fantasía y... con periódicos, que no nacen ahora, pero sí que crecen. Parece ser que el primer periódico diario que surgió, no se si en el Mundo o en Europa, fue el Daily Courant que lo hizo en Inglaterra a principios del siglo XVIII (1702). Pero no es este el lugar, ni yo el apropiado, para hacer una historia del periodismo. En el siglo XVIII se editaban dos tipos de periódicos, unos con lenguaje culto, de precio elevado y muy cuidados; otros de lenguaje más popular, no tan bien cuidados y baratos.
A partir del momento en el que el Parlamento británico decide celebrar sus sesiones a puerta cerrada, muchos periódicos comienzan a escribir de manera crítica e irónica, apareciendo entre sus temas preferidos los políticos y sociales. Daniel Defoe colaboró en algunos de estos periódicos además de publicar panfletos, actividad que le llevó a presidio y a punto estuvo en ser “ajusticiado”. Dicen las crónicas que Defoe se hizo pasar por el Capitán Charles Johnson, autor del libro Historia general de los robos y asesinatos de los más famososo piratas para narrar las vidas, más que asesinatos, de foragidos del mar, entre otros de aquellos piratas libertarios que crearon en el norte de Madagascar la comunidad de Libertalia, Misson y Caraccioli. También Defoe, allá en 1725 publicó un relato sobre el criminal Jonathan Wild (un individuo que se hacía pasar por policía para controlar una de las bandas de delincuentes más importantes de Inglaterra. No sabemos si Vidocq, otro transformista, se inspiró en él), ejecutado en la horca en ese mismo año.
En las primeras décadas del siglo XIX aparece en la prensa la narrativa follentinesca, es decir la publicación de novelas como sección fija de algunos periódicos. En un principio no eran novelas sino crítica teatral y de libros, pero después aparecen las novelas. Por ejemplo, el 5 de agosto de 1836 empieza la publicación del Lazarillo de Tormes en el periódico Le Siècle. Después ya vendrán las novelas de Alejandro Dumas, Honorato de Balzac… A esta modalidad de dar a conocer novelas hay que añadir las “novelas por entregas” que, con una periodicidad establecida, se van distribuyendo, generalmente por suscripción, los diferentes capítulos de una novela.
Las características más destacadas de estas novelas (folletín y entregas) es que se trata de narraciones melodramáticas con temas y argumentos dirigidos a las clases populares, con rasgos ideológicos esquemáticos y personajes maniqueos. Lo importante es que se crea una fuerte tensión al final de cada capítulo, buscando la continuidad del lector, además de su complicidad, elementos que van a pasar a la novela policiaca.
La crónica que Defoe realizó sobre Jonathan Wild no era una novedad, las biografías de delincuentes era un género existente y muy apreciado por el público: es el morbo por el lado oscuro de la naturaleza humana. Las historias de estos criminales, que en su gran mayoría, proceden de las clases pobres, que van perdiendo la inocencia por influencias de las amistades, en las que la violencia, el sexo y el crimen están a la orden del día y, si además tienen un “justo” final (arrepentimientos, ajusticiamientos, perdones…), el impacto en el público es mayor. Es más, su interés no ha decaido, ver por ejemplo la novela de David Liss, Una conspiración de papel (2001 y 2002) donde aparece Jonathan Wild como personajes secundario.


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